Lo imprescindible (Cristina Peri Rossi)

Uno aprende que lo imprescindible
no eran los libros
no eran los discos
no eran los gatos
no eran los paraísos en flor
derramándose en las aceras
ni siquiera la luna grande blanca
en las ventanas
no era el mar arribando
su rumia rompedora en el malecón
ni los amigos que ya no se ven
ni las calles de la infancia
ni aquel bar donde hacíamos el amor con la mirada.

Lo imprescindible era otra cosa.

Nocturno (Susana Thénon)

Déjame nadar por tus venas,
por tus ríos de sangre
y de saliva,
por tus manantiales de sombra,
por tus rincones tiernos,
por tus lentos respiros,
por tus ojos serenos,
por tus palabras tristes,
por tu sonrisa inquieta,
por tu marcha sobre el asfalto
turbio de las ciudades:
déjame serte.

Como un motivo (Gabo Ferro)

 



Me decís que te puedo salvar,
Que te puedo sacar de donde estás,
Que te puedo sanar, que te puedo besar,
Que te puedo soltar, que te puedo volar.
Me decís que yo te sé mirar, que yo te sé tratar,
Que yo te sé tocar, que te puedo aclarar,
Que te sé hacer brillar, que te puedo calmar,
Que te puedo soñar.
Y acá yo de piedra,
Como un detalle, como un motivo
Para que vos
Te salves, te saques, te sanes, te beses,
Te sueltes, te vueles, te mires, te trates,
Te toques, te aclares, te brilles, te calmes,
Te llores, te rompas, te cuides, te abrigues,
Te enseñes, te muestres, te llenes,
Te abrigues conmigo, pero sin mí,
Como un motivo, conmigo
Pero sin mí.


La unión libre (André Breton)

Mi mujer de cabellera de fuego de madera
De pensamientos de relámpagos de calor
De cintura de reloj de arena
Mi mujer de cintura de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas de última magnitud
De dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca
De lengua de ámbar y de vidrio frotadas
Mi mujer de lengua de hostia apuñalada
De lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
De lengua de piedra increíble
Mi mujer de pestañas de palotes de escritura infantil
De cejas de borde de nido de golondrina
Mi mujer de sienes de pizarra de techo de invernadero
Y de vaho que empaña los cristales
Mi mujer de hombros de champaña
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer de muñecas de cerillas
Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones
De dedos de heno cortado
Mi mujer de axilas de marta y de haya
De noche de San Juan
De ligustro y de nido de escalares
De brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla del trigo y del molino
Mi mujer de piernas de cohete
De movimientos de relojería y de desesperación
Mi mujer de pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer de pies de iniciales
De pies de manojos de llaves de pies de calafates que beben
Mi mujer de cebada no perlada
Mi mujer de garganta de Valle de oro
De cita en el lecho mismo del torrente
De pechos de noche
Mi mujer de pechos de topera marina
Mi mujer de pechos de crisol de rubíes
De pechos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer de vientre de despliegue de abanico de los días
De vientre de garra gigante
Mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical
De espalda de azogue
De espalda de luz
De nuca de canto rodado y de tiza mojada
Y de caída de un vaso en el que acaba de beberse
Mi mujer de caderas de barquilla
De caderas de lucerna y de plumas de flecha
Y de tronco de plumas de pavo real blanco
De balanza insensible
Mi mujer de nalgas de gres y de amianto
Mi mujer de nalgas de espalda de cisne
Mi mujer de nalgas de primavera
De sexo de gladiolo
Mi mujer de sexo de yacimiento de oro y de ornitorrinco
Mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos
Mi mujer de sexo de espejo
Mi mujer de ojos llenos de lágrimas
De ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
Mi mujer de ojos de sabana
Mi mujer de ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer de ojos de madera siempre bajo el hacha
De ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego