Esta es la calle donde
naciste. Esta es la llave que se te cayó en la
nieve,
y éste es el abrigo que te pusiste para ir a
buscarla.
Este es el cielo visto desde la ventanilla del
avión, la mañana que te fuiste
del país. Éste es el lugar del que pensabas que
jamás te irías.
Este es el sándwich que comiste en la escalinata de
una iglesia,
las migas que les diste a las palomas. Esta es la
funda de la almohada
que todavía tiene pelos tuyos. Esto es el verano.
Éste es el continente que cruzaste,
la carta que pusiste a lavar con la ropa por error,
el cuchillo con el que te cortaste picando una
cebolla.
Esta es la maravilla de poder reconocer a un amigo
por su tos
en el cuarto de al lado. Esto, aunque estás
durmiendo, es un ratón
debajo de las tablas de madera del piso, y esta es
la luz que las recubre,
y éstas son las sombras que salpican la columna
vertebral
de alguien que está acostado boca abajo.
Esto es casi lo que querías decir.
Esto es alguien que toca una pieza de Brahms en el
piso de abajo,
el vaso de agua que tiembla sobre el piano, el agua
derramada.
Esto es enojo, esta es una clase de manejo, un año
de tu vida; la parada
del colectivo, la sábana, la ola de calor; éstos son
los
fuegos artificiales que mirabas a lo lejos,
que en silencio brotaban como flores en los montes
oscuros.
Esta es la forma en que mirás a la gente en el tren
y después la extrañás. Esta es la fe, como un nudo
en la soga
que estás trepando, y éstos son tus dedos, ardidos y
despellejados
alrededor de ella. Esto no es una excusa. Esto es el
mar, adentro
de un caracol. Esto es el mar.
Esto es, según parece, a lo que hemos llegado.
Esta sos vos, si decidís volver.
Esta sos vos si nunca regresás.